Eusebio
En todo el Reino y en toda la Realidad jamás hubo alguien como Eusebio, era el origen de la existencia misma y al mismo tiempo la existencia supresión.
A Eusebio lo encontrabas bajando la quebrada,
mañana,
hoy
y también lo encontrabas doblado bajo la taza de manzanilla de la abuela.
Eusebio, sin ninguna duda, era el sapo a quien todos le dimos la omnipresencia. Y es que si alguien conocía a la Abuela y la salvaba de la evaporación mental, merecía más que eso, merecía incluso que le diéramos la omnipotencia reflejada. Pero Eusebio era sólo eso, Eusebio.
Eusebio para arriba, Eusebio para abajo
Eusebio encima y Eusebio el próximo mes,
Eusebio para siempre, Eusebio para nunca, Eusebio con mermelada, Eusebio sin nada
Eusebio a la traslúcida caricia del organelo de las vacas
Eusebio por siempre, Eusebio siempre
Eusebio total
Eusebio.