Abuela
Incluso antes de nacer, ella ya era una abuela. Su especie siempre es así, nacen abuelitas, crecen como abuelitas y se olvidan a sí mismas como lo haría una abuelita.
Nada en su genealogía haría algún cambio, y nada en todo el porvenir que les queda lo hará. Algunas no se saben abuelas, otras sí. Algunas tienen nombres extraños y antiguos y otras simplemente son llamadas Abuela, como es el caso de esta abuelita a quien todos han llamado siempre del mismo modo.
¿Por qué las mariposas pierden el color de sus cerebros, Abuelita?
Abuelita, Abuelita, ¡no te vayas a olvidar entera!
¿Por qué yo no lloro té como tú, Abuela?