Carta abierta | por Príncipe del crochet.

El Reino, junio 8 de 2022
Han sido días agrios, no voy a mentirles. De esos días en que sientes dolor de abeja perdida, de sapo añorante o de vaca que ha perdido alguna mancha. Me he sentido impotente, triste y hasta asustado. Impotente porque se me ha acusado de cosas que no son ciertas; triste porque en las circunstancias en las que todo se ha dado no he podido defenderme; asustado porque algunas seguidoras me han amenazado con acabar conmigo y otras, incluso, con mi vida. Así como cuando uno amenaza a las moscas con un insecticida pero no aprieta jamás el mecanismo que las liquidaría, son mosquitas, no lo merecen.
 
Para los y las que no estén enteradas, se me ha acusado de plagio. Sí, a mí, se me ha acusado de haber plagiado múltiples creaciones tejidas de otras personas, personas a las que admiro con todo mi ser, como la mujer que crea tres muñequitos por temporada y que creó a Lupo, la oveja. También se me ha acusado de plagiar a otras personas que si admiro o no, no es importante, pues su toxicidad y ego, al menos a mí, no me permiten hacerlo. ¿Y realmente lo hice? ¿Realmente plagié a otras personas? No, no he plagiado a nadie y jamás lo haré. Ahora, creerlo o no, va a ser siempre algo que no dependerá de mí, sino de ustedes mismos. Tal como cuando a la abuela le creció un girasol en la cabeza, esa vez ella culpó a Eusebio. «Sapo mugriento, te he dicho que no me siembres nada en los cabellos». Y a pesar de que Eusebio intentó defenderse y se pintó una franja zigzag en el cuello porque es de buena suerte, la abuela no le creyó jamás. Y no va a hacerlo, porque así es la abuela. 
Por mi parte, e ignorando todo el odio y comentarios descarnados que han caído sobre mí, me queda contarles que en ninguno de mis cursos  – que es en donde se me acusa de tal cosa – he plagiado a alguien o a algo. Desde que existo en las redes sociales he hablado del respeto al trabajo de los demás, sobre el tráfico de patrones y, en innumerables ocasiones, he llamado a no realizar estos actos. Es por eso que no he copiado a nadie y mucho menos en cursos tan masivos. Sería ingenuo de mi parte hacerlo, absurdo e incomprensible. Es más, desde siempre he admitido y reconocido cuando me he inspirado sobremanera en otros creadores. Los bulbitos, por ejemplo, han sido totalmente inspirados en mi amigurumista favorita, que ya todos conocen. O el hecho de que mis diseños no tengan boca, no sólo no la tienen porque los amigurumis en su origen no la tengan, sino porque he querido crear algo totalmente inspirado en ella, en la mujer que alguna vez me envió su libro autografiado, la que ha aparecido como total inspiración en ambos cursos.
Ahora bien, qué más puedo agregar sobre todo esto. Le pregunté a los sapos que siempre vienen a dibujarme en sus cuadernos viejos, los mismos que dibujaron a los conejos mal dibujados, y me dijeron que no dijera nada. Pero es que tengo tantas ganas de decir algo. Es como cuando la abuela sirve la infusión de manzanilla y está muy caliente. No puedo tomármela porque me quemo y las ganas de tomármela a veces me vuelven planta, y me tienen que regar con la manzanilla fría.  Porque las plantas deben regarse.
Entonces, ¿qué digo? Voy a decir que mi curso está enfocado en crear una pieza simple, un cilindro medianamente aplanado y suavemente cónico, creado sobre algunas cadenas. Sí, porque las cadenas son tan versátiles. A partir de esta forma y cambiando colores creamos a tres personajes, todos a partir de una nutria central. La nutria puede ser cocodrilo y puede ser foca, y les puedes agregar los colores que quieras, en especial un zigzag y en especial si el color de base es claro. En este lindo curso, además enseño sobre fibras y grosores; y toda la información está debidamente citada. Cosa que le constará a quienes lo hayan tomado. 
«Y entonces, principito ¿has plagiado a alguien?» 
«No, Hipólito, a nadie.»
«Es que yo sí, el vestido se lo plagié a un bailarín que salió de la quebrada, se llamaba Baudilio.»
Perdón, es que a veces cuando estoy escribiendo se me salen de los dedos conversaciones que he tenido en el día. Justo hoy Hipólito me confesaba que su vestidito era un robo total a Baudilio. Afortunadamente Baudilio no pensaba que el vestido fuera suyo, de hecho, nos contó que se lo había regalado una abuela antigua, como Eusebio, el sapo antiguo. 
Bien, me dejo de cavilaciones y trivialidades para pasar a agradecer a todos los que me han apoyado en este camino, a todos y todas las que han tenido una palabra linda como los zancudos cuando están aprendiendo a picar. Les agradezco de todo corazón que no me hayan insultado y que no hayan comentado de forma hostil en mis publicaciones, me han hecho mucho bien. Y no es que quiera ser redundante o hacerme ver como Eusebio cuando se esconde en la tetera, pero muchas personas han estado siendo muy crueles, y es fácil serlo cuando se hace a través de la pantalla y del teclado del teléfono movil. Por eso mismo no había querido escribir ni publicar nada al respecto, no por cobarde o payaso, como me han dicho innumerables veces, sino porque no me sentía con fuerzas de hacerlo. La abuela me preparó una infusión de trenza canosa y me sentí mejor, pero si no hubiera sido por Eusebio y su nostalgia que se deja caer de vez en cuando, aún estaría marchito y convertido en planta.
Sé muy bien que después de esta carta voy a recibir réplicas porque así funciona la vida. Sé que hay muchos y muchas que no van a creerme nada y otros que sí. Sé a todo lo que me arriesgo, pero también sé que hay mucho por ganar. Los habitantes de este reino son hermosos, me leen cuando escribo rarezas, me han dado fuerzas cuando las he necesitado y, por sobre todo, se han dado el tiempo de conocer al ser que está detrás del calvo con corona. Gracias por eso y por haberme leído hasta el final. 
Que venga la era del zigzag, como el zigzag que se pintó Eusebio porque es de buena suerte. 
Y recuerden, todas las abuelitas lloran té. 

 

 

 

arap epicnírP, ed neiuq son somaromane.

36 comentarios

Maria José Lagunas Wlack

Querido príncipe del crochet: no me conoces pero eres mi mentor, en este arte tan bello los amigurumis. Lo descubrí a través de ti luego de que aparecierans en plan V y gracias a tu generosidad pude aprender a tejer (desde 0) a crochet, hoy día soy capaz de tejer cualquier cosa, incluso he vendido mis muñecos. Al adentrarme en este mundo de los amigurumis y descubrir que también es un sustento para muchas personas, he logrado entender el cuidado de la protección de los derechos de autor, aunque a veces hay delgadas líneas porque que cosa no está creada ya? Hay mucho de ego también en algunos diseñadores y eso es muy palpable para aquellos que somos sensibles. Hoy estas en una plataforma mundial y eso es gracias tu gran talento. A pesar de que siento que aprendí y re aprendí a tejer amigurumis, compré tus cursos en domestika para perfeccionarme. Es difícil no entristecerse o vivenciar otras emociones desagradables al verse enfrentado a agresiones gratuitas, que injusticia, espero tengas una red de apoyo que te cuide y contenga para pasar este chaparrón. No dudes de tu talento y tus habilidades que te han hecho llegar hasta donde estás hoy, el mundo nos enseña que no todo es color rosa, pero no debes perder la fe en las personas. Te deseo todo el éxito del mundo y te doy las gracias por compartir siempre tan amorosa y generosamente tú talento. Un abrazo !!!!!!!

Marta

Hola mi Príncipe…
Siento de todo corazón que te hieran con insultos y mentiras, no te lo mereces. Eres un maestro maravilloso, paciente, tierno, sincero, didáctico…
Luchar contra los haters debe ser muy frustrante y, sé que es fácil decirlo desde fuera, pero desde tu humildad y buen hacer debes concentrarte en lo bueno y positivo.
Te mando un abrazo inmenso desde Barcelona (España) y recuerda que somos muchas las personas que te apreciamos de corazón. Siempre adelante!!!
Marta

Claudia

Mucho ánimo príncipe del crochet…
A palabras necias oídos sordos…siempre existirán los obstáculos en el camino o caminos pedregosos ..solo desearte que salgas bien de este trance que lo único que hace es ofender y hacerte sentir que no vales…la envidia lo corrompe todo.
Mucha fuerza para ti ..y date también el tiempo de escribir las historias de tus creaciones… un libro .. tienes ese don.
Saludos y un abrazo
Claudia.

Diana

Abrazo enormeeee desde Argentina

Macarena Águila Bazán

Ayyyyy príncipe, sacaste una lágrima que hace días tenía atrapada en la garganta…. no sé si decir algo después de tu desahogo tenga sentido; son sentimientos genuinos y absolutamente válidos, pero como tú dices que la pena, rabia y tristeza muchas veces te transforman en planta, tengo el deber de decir algo para aportar con mi lágrima a que esa plantita se riegue y vuelva resilientemente florecer en primavera….. muchas veces ofendemos egoístamente pensando que luego pasará y todos se olvidarán, e ingenuamente piensan que a un príncipe se le arrebata su corona sólo por lo que se dice de él y bueno, ahí vive la esperanza intacta que cada anochecer, aunque sea muy grande, tiene su amanecer….. como decía mi padre, un sabio abuelo que compartía sus historias con quien quisiera y tuviera tiempo de escucharlas “somos corazones en cadenas” y lo que hacemos y sentimos hacia otros, resuena en otro universo…. espero que en tu reino las paredes que circundan tu castillo sean tan altas y firmes, que cada uno de los habitantes que habitan contigo puedan abrazar la convicción que nadie tiene el poder de con espada en sus dichos y encantamientos en sus acciones, arrebatarte tu reinado que durará hasta que el último habitante de este mundo deje de tejer tus ideas y añore algún día a través de tu inspiración, parecerse en algo a lo maravilloso que creas y construyes, no que destruyes…. desde este otro universo, sólo puedo decir “que lo esencial es invisible a los ojos” para algunos, pero lo esperanzador es que, no es así para todos…. un abrazo que dure cien años y que sigas reinando mil jubileos……. Con amor una plebeya que respira tu inspiración y agradece que construyas puentes y no paredes…….

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